Diario de la desescalada. Martes 19
Martes, 19 de mayo de 2020
San Francisco Coll, San Urbano I, San Celestino V, San Ivón.
Martes 6º de Pascua
Malas noticias
La fe en la ciencia, bajo mínimos. Algunos pensaban que iba a ser la religión la más perjudicada por la crisis. El cierre de templos, la prohibición de las manifestaciones de religiosidad popular, la actitud en ocasiones demasiado complaciente con el poder o medrosa de algunas autoridades eclesiásticas, han podido debilitar la fe de los más débiles. Sin embargo, este arrinconamiento de la fe en el cajón de las actividades no esenciales se ha visto compensado por la pujanza de miles de pequeñas iglesias domésticas, por la pervivencia de la fe en las redes sociales y por el testimonio en la atención a los enfermos y afectados. La fe en la ciencia, en cambio, está en sus horas más bajas. La percepción general con cada nueva noticia es que los científicos están dando palos de ciego. Los doctores que recomiendan comer ajo no se diferencian tanto de los que asesoran al gobierno proponiendo medidas titubeantes y contradictorias. Ni conocen el origen de la pandemia, ni saben determinar con exactitud los remedios, ni pueden ofrecer seguridades de cara al futuro. Ahora mismo se cree que el virus ya circulaba en China en octubre. En cuanto al período de incubación sin síntomas ahora dicen que es de cuatro días y no de diez como se pensaba. El caso es que la epidemia está remitiendo y ningún científico sabe explicar fehacientemente cuál es la razón. Pedro Sánchez dirá que la enfermedad la han vencido él y su pequeña dictadura. Lo que pasa es que el coronavirus también está menguando en todos los demás países que no disfrutan en sus pantallas del rostro de Sánchez. No, no es por Sánchez, tampoco es por la Ciencia. Lo que pasa es que esta humanidad engreída estaba pensando en prescindir de Dios y se ha encontrado aterrorizada y perdida por culpa de un bichito invisible.


El estado policial crece y se afianza por culpa del Estado de Alarma. A modo de ejemplo, pues no es el único, mencionaremos el caso de un vídeo que está circulando con profusión estos días y que muestra a varios agentes de policía entrando en un domicilio particular sin orden judicial, cometiendo claro abuso de autoridad, y resistiéndose a irse amenazando (incluso impidiendo el cierre de la puerta con el pie). En un estado de derecho de verdad esos agentes estarían suspendidos y tendría que actuar la fiscalía de oficio pues estamos hablando de varios delitos graves cometidos por agentes. El problema es que algunos sindicatos policiales, lejos de condenar estas irregularidades, ya han amenazado con presentarse como acusación particular contra los jóvenes que fueron víctimas de ese atropello. Todo parece indicar que en este momento los políticos necesitan contar con este tipo de policía, un cuerpo que no cuestione ninguna de las medidas represivas dictadas con la excusa de la emergencia sanitaria pero que en realidad oculta un experimento social que nos aproxima a lo que sería una neodictadura progre.
Buenas noticias




Más y más protestas. Se trata de manifestaciones pacíficas, contenidas, apartidistas, solidarias. Su único mensaje es una exigencia de libertad y un grito de dignidad contra el mal gobierno. Nada que ver con las algaradas separatistas o las de los llamados “antisistema“. La estrategia izquierdista que trataba de ridiculizarlas como “la revolución de los palos de golf” se viene abajo por momentos pues para nada se ciñen a barrios de clase alta sino que ya se extienden por todo tipo de calles y ciudades. Ayer, en el paseo de Sarasate de Pamplona, la policía foral se veía impotente para disolver a un grupo de personas autoconvocadas que, simplemente, paseaban delante de la sede del Partido Socialista. Identificó a varias personas pero poco más podía hacer.




Y el humor, que no falte
Un comentario en “Diario de la desescalada. Martes 19”
jose maria
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