Seguir el blog (Follow.it)Sylvia Baleztena: “¿Cómo me va a gustar la ikurriña si esos lucharon contra la Iglesia?”
Han entrevistado en El Mundo a Sylvia Baleztena y a Javier Baleztena, carlistas de siempre que han dado ejemplo de ser navarros, vascos y españoles de a pie, demostrando que no es imposible. Cuentan toda su historia, las peripecias que han vivido durante décadas frente a la dictadura del General Francisco Franco, frente al mundo abertzale y ETA… Siempre con el arrojo y la valentía que caracterizan a esta familia de Leiza (Navarra). La hazaña de ondear la bandera rojigualda en la Pamplona de Bildu en plenos Sanfermines no se compara a las grandes aventuras que cuentan sobre el enfrentamiento con ETA en su pequeño pueblo colonizado por el mundo separatista violento. Aquí recogemos algunas de las frases célebres de la entrevista:
Sylvia Baleztena: “Cómo me va a gustar la ikurriña si esos lucharon contra la Iglesia. Quemaban iglesias…”Javier Baleztena: “Una vez que nos pintaron un Gora ETA en la puerta de casa, compramos pintura roja y amarilla y, a plena luz del día, les pintamos la bandera de España en la herriko taberna”
Leyre Iglesias (redactora): “Silvita, como yo, es navarra, vasca y española“, proclama su hermano Javier. ¿Las tres cosas a la vez? ¿Quién puede entenderlo? “Todos los Baleztena tenemos las mismas ideas desde hace generaciones”. Son carlistas.
Leyre Iglesias (redactora): (Mi padre) “le hizo la oposición a Franco”, subraya su hijo Javier. Porque los carlistas se sintieron los perdedores en el bando vencedor: sin reconocimiento por parte de Franco, obligados a asimilarse con los falangistas en el Movimiento. Ellos, que eran historia viva.
Javier Baleztena: “Mi padre le hizo a Franco uno de los mayores desaires que sufrió cuando vino a Pamplona en 1952 y, en contra de la orden del gobernador, se negó a engalanar nuestra casa. Cuando Franco le llamó a su despacho y se lo quiso ganar, se levantó y le dijo: “Mi familia y yo hemos hecho la Cruzada por unos ideales, no por prebendas”. Otra vez le colgó el teléfono. (…) Ahora nos llaman fascistas”