La persecución “no persecución”
¡Ay de la Iglesia católica que ha cedido y ha cerrado las puertas de los templos para congraciarse con los poderes de facto, y con el ambiente de miedo y prevención exagerada, fácil y prontamente creada en nuestra débil sociedad! Creo que estamos ante una nueva modalidad de persecución religiosa: una persecución “no persecución”. ¿Cómo explicar esto, que al menos en apariencia quiebra el principio de no contradicción, como si el sí fuese a la vez no?
La iglesia católica en España ha cedido por lo general . Así lo creo humildemente. Incluso ha cerrado los templos algún señor obispo, que individualmente dicen procede de un sector ortodoxo -en cuanto recta doctrina, que otra cosa es la práctica-, sector éste minoritario pero muy respetable dentro de la Iglesia. Quizás él también haya querido congraciarse , o hacerse “uno más”, y desde luego ha dicho con satisfacción que la iglesia ha ido más allá de la ley civil. Pues enhorabuena por el logro y la demostración.
Mons. Rouco, buen diplomático, dirá que desde el punto de vista legal y sociológico no ha existido persecución religiosa (Religión confidencial, 29-IV). Tiene razón en el tema legal, porque el Decreto de estado de alarma (Art. 7) no perjudica la libertad religiosa, y su Art.11 la reafirma. Pero no la tiene en la realidad. ¿Por qué? Porque no sólo existe la ley escrita, sino que hay funcionarios y políticos locales que juegan con ella y la cumplen o no en la práctica. También la jerarquía se ha adelantado a la ley al practicar la autonomía que le reconoce el propio Estado. El Estado pregunta a la Iglesia, y ésta pregunta al Estado. A ver quién queda mejor. Le jerarquía en general -por aquello de mostrar unidad sin fisuras- ha sido más legalista que la propia ley, y más médico que las propias medidas sanitarias del Gobierno, seguramente por aquello del amor a los demás, para no contagiarles y tal; siempre hay una causa buena. Quizás sea por otras razones, como para no dar ocasión a acusaciones indeseables aunque sean totalmente falsas… pues la chifladura de otras épocas acusó a la iglesia de envenenar las aguas o bien los caramelos… No hay que dar motivos…
No sólo es probable -diremos con todo respeto a mons. Rouco- sino que es cierto, que la libertad religiosa ha sido vulnerada por ciertas interpretaciones y prácticas oficiales de la policía y autoridades (en la catedral de Granada y otras intervenciones que han llegado hasta nuestro encierro). También es cierto que la sensibilidad y opinión pública (es maravilloso estar respaldado por el pueblo) , está influida por el miedo y la debilidad en la que ha caído nuestra sociedad, sobre todo los arrugados católicos conservadores, de modo que dicha sensibilidad no tiene por qué ser fuente fidedigna para decir si hay o no persecución religiosa.
Luego está lo que mons. Rouco calla, y es que la jerarquía ha ido más allá de lo dispuesto por el Decreto de estado de alarma. Ahora, cuando el Estado empieza a abrir la mano permitiendo que los niños salgan a la calle… es cuando los portavoces de la jerarquía -basta que sean dos o tres- empiezan a decir que se abran las puertas de las iglesias. ¿Para mostrar que somos muy celosos? ¡Pero si ellos mismos son los que las han cerrado!
Bueno, los niños ya están en la calle, y hasta el día 11 las iglesias cerradas no abrirán. Digo esto porque ya hay algunas parroquias abiertas por mérito de los señores párrocos: a la que tengo cerca, vamos entre 10 y 20 fieles, y caben más siguiendo la NORMATIVA. Lo que ocurre es que los fieles no se han enterado de este “chollazo” y maravilla de poder estar junto a la misma fuente de la Gracia. Y no se enteran porque creen que todo está cerrado. ¿Y por qué lo creen?
Por gracia de Dios, y seguramente para que protestemos menos, hemos podido ir todos los días a la Santa Misa. Primero a puerta abierta aunque con mil reparos psicológicos y sociológicos, y luego a puerta cerrada entrando por la sacristía. Pues bien, a pesar de esto, yo sí me he sentido perseguido y abandonado, salvo por mi párroco y sin dudas el cabildo de mi catedral. Desde luego -lo digo por los criticones– en todo momento he cumplido la ley – normativa mejor- civil.
Más todavía, hemos tenido que buscar nosotros mismo la iglesia (algunos amigos encantadores nos facilitan la información), la hora, saber cómo entrar y cuando salir… y si hay gente que mira como esos polis disfrazados. Ya nos hicieron una foto desde un balcón cuando tres salíamos de nuestra catedral. ¿Qué me cuentan diciendo que esto no es persecución? Tener que buscar la iglesia es el colmo. Claro, si no vamos a Misa, si está la iglesia cerrada, si hay desinformación porque lo que se informa es del cierre, aquí no se persiguen a nadie y no hay sensación de ello.
Aquí hay una simple persecución religiosa -¿auto persecución?- en la praxis. Persecución psicológica, pero también real. Una persecución aparentemente sufrida por nuestro bien. Y sufrida menos por los enemigos que por las exageradas cautelas y cesiones de los amigos. Además -que lo sepan- es una persecución contra el art. 11 del Decreto de estado de alarma e incluso contra la lógica interna del art. 7. Pero ya sabemos para qué sirve el papel del BOE. La arbitrariedad y el abuso de los hechos.
Cuando se escriben estas cosas uno tiene que pedir perdón de antemano por si se equivoca, por si alguien se siente molesto, por si da motivos para que le digan “mal cristiano”, por si uno es intemperante o demasiado atrevido. Quizás nos estén educando para una época en la que haya que vivir así, en las catacumbas-no catacumbas. ¿Les suena la retiradas de cruces en la vía pública? Pronto tocará a los edificios, salvo a las nuevas mezquitas, que lógicamente no tienen cruz y son centros culturales. Quizás el nuevo orden mundial, anticristiano, permita esta fisura que va contra toda lógica, de modo que gracias a ella podemos hacer un espacio de “encuentro” (¿?) para ser todos muy “felices” y fraternos. (Olé tu tía). Pues bien -o mal-; o que no quiero es estar en silencio ante los hombres en estas horas límite de persecución soterrada. Quiá, ¿debe ser soterrada para que no sea abierta? Porque, ¿quienes tienen el poder político en España son amantes o respetuosos con los valores de la Iglesia? ¿Y con ésta como asociación? ¿De estos políticos vamos a ser seguiditas? Excusatio non petita, accusatio manifesta, cuando el sr. Iglesias se adelanta a decir que es un admirador del Papa Francisco, después de decir que por ahora el Papa es el jefe de los obispos en España. ¿Y los poderes fácticos de China, el mundialismo etc…? ¿No se habla de la ingeniería social? ¿No hemos asistidos a muchas bobadas y grandes sustos dentro de la propia Iglesia, como el día de la Inmaculada en la misma plaza de San Pedro con el espectáculo de la naturaleza viviente en imagen sobre la fachada de la basílica, luego el enredo -y desgraciadamente más…- de la Pachamama, y qué se yo?
Querido San Miguel, tu arcangélico poder tienen mucho trabajo. Tenemos que vivir con mucha oración y mortificación, pero también con mucha acción. Y ésta es, sobre todo en la polis, de los fieles laicos, sin que les ninguneen ni paralicen los lejanos ni los propios. Lo difícil es espabilar si estamos concentrados o “arrestados” (me parece bien el término) en nuestros benditos domicilios.
Perdón por lo largo.