Lo que faltaba en Navarra: el lío, el affaire político Esparza-Chivite (1)
(Por José Fermín Garralda) –

- No se fíe a la larga ni de los mejores partidos políticos
El caso es que la Ejecutiva del partido de la UPN con Esparza a la cabeza, obligó a los dos diputados del partido, Sr. García Adanero y Sr. Sayas, que votasen Sí a la reforma laboral del Sr. Sánchez a aplicar para todo España, cuyo voto era necesario, por estar en un tris que esta mini-reforma fuese tirada por la borda. La votación fue el jueves 3 de febrero.
El motivo de obligar al Sí fue un acuerdo secreto y muy reciente de Esparza con la presidenta de Navarra, la socialista Sra. Chivite, pues aquel quiere acercarse al PSOE para evitar –este evitar es un deseo muy loable- que los bilduetarras y separatistas sigan en el poder en Navarra. Según dice ahora Esparza, con ese acuerdo secreto se quería evitar los homenajes a etarras, proteger a las víctimas del terrorismo, y asuntos del desarrollo de Navarra. Esto queda muy bien, pero…. ¿es todo? ¿Para eso acuerdos secretos? ¿Acuerdos que obligan a votar Sí a la reforma laboral de Sánchez para todo España? No, no me cuadra. ¿No fue que UPN había pactado con Félix Bolaños entregar dichos dos votos a cambio de que el PSN le apoyase en un pleno en el Ayuntamiento de Pamplona, donde UPN gobierna en minoría? ¿Acuerdos sobre los que dichos diputados no tenían información alguna? ¿Votar Sí cuando era dar un respaldo a todo un gobierno social-comunista de Sánchez, de repente, en contra de toda la trayectoria mantenida por los diputados estos años? No, no me cuadra.

Después que los diputados, convocados por la Ejecutiva de UPN, aceptaban la disciplina del partido, lo pensaron mejor y votaron No, como todos los que desconocían el acuerdo secreto –votantes y no votantes- esperaban que fuera a ocurrir. Ellos dicen que obraron por coherencia.
Pero el culebrón no termina ahí. En ese momento interviene el Sr. Alberto Casero del PP, el que vota Sí equivocándose de tecla –según dijo después para poder corregir el voto- en el voto telemático. Jopé, qué torpe. ¿Sólo torpe…? Así, “El País” rotula: “Una reforma laboral aprobada de rebote con dos traiciones y un voto por error”. Pero no, no hubo tales traiciones, sólo lo fue por un voto, y quien votó dice que además que fue por error. Tan es así, el errático avisó a tiempo a la presidenta del Parlamento, y no se lo ha dejado corregir.
Pero eso no es todo. Ahora el Comité de Garantías y Disciplina de UPN propone para los supuestos díscolos la pena de suspensión de la militancia durante dos años y medio –es como echarles del partido-, mientras que la dirección de UPN quería echarlos de una vez.
Siendo un tema de partido, diríamos: allá ellos. Y más de un partido que por su germen liberal tanto se ha engañado a sí mismo y a los votantes, paralizando la solución política de la Navarra de siempre. Pero algo diremos sobre ello, porque lo ocurrido afecta a todo ciudadano por motivos diferentes en cada caso. Está en juego la transparencia y el caciquismo. Está en juego evitar el desprestigio personal cuando te opones al Gobierno, la buena fama si de entrada te acusan de traidor, desleal y tamayazo. Está en juego la coherencia de los diputados con los principios, y la posición mantenida en el Congreso durante años. Está en juego el mismo partido UPN. Lo está la dimensión nacional frente a los reinos de taifas, la verdadera representación, etc.
Siguiendo a los sufridos pobladores del llamado Euzcadi peneuvista, de la Cataluña del golpista y hasta de la Galicia pepera, donde se gobierna de forma insólita, el toro más picado de España es el viejo Reino de Navarra. Decimos viejo Reino para elevarnos de categoría –que nuestros padres la tenían-, pues hoy estamos sufriendo los efectos más brutales de la partitocracia, resumidos en un aldeanismo de vuelo de corral.
¿Es que los navarros no tenían bastante con sufrir al PSOE (PSN) con la pelmaza Chivite, a los burgueses separatistas, y a los amigos de ETA que intentan blanquear la banda terrorista a costa del honor de las víctimas del terrorismo y de los casi cinco mil navarros de hace 85 años, separatistas y bilduetarras que tanto cautivan a la Chivite y son sostén en el poder?
El socialista que, por ambición de poder, pacta con amigos de terroristas y con separatistas, que puede favorecer la entrega del Ayuntamiento de Pamplona a Bildu, y que da carnaza a cualquier lobo depredador, supone un gran peligro para la sociedad. Su tentación por el poder debe ser tan fuerte, que cae en la tentación sabiendo con quienes pacta. Si el Sr. Esparza se fía de tales, hoy por hoy…, y de Sánchez, pues que Santa Lucía le conserve la vista. Y si hay chantajes… pues que se diga, a ver quién queda peor. No hay cosa peor que ceder a un chantajista, al que te quiere tan mal y al que tiene esa catadura moral.

Con la partitocracia, si no quieres taza, ahí va la taza y media. En este caso, a la ambición de la oligarquía socialista, se suma la sorpresa que nos ha dado el Sr. Esparza, como por lo visto se la dio a los dos diputados. Sorpresa por comunicarles el cambio de dirección del voto hacia el Sí, y de hacerlo tras el acuerdo secreto con el PSOE, cuya gestión aquellos no conocieron. Este lío no es fácil de desenredar, y se convierte en un nudo gordiano en la soga de la democracia liberal.
Este es el tema que nos trae. Triste, pero cierto. Ya se dice que nunca hemos visto bastante en la vida. Sin duda, el nerviosismo político de los Esparza no es saludable. Le apoya el sr. Maya, al que alguno pudo votarle tan sólo para evitar la asquerosidad bilduetarra… sobre el Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Tampoco es saludable la falta de transparencia. Ni los cambalaches. Los taifas, lo son menos. Se puede negociar en política, pero importan todas las circunstancias, los principios y el interés general. Quizás haya votantes -gente “buena” pero comodona, perezosa y algo más- que permitan que su voto se transforme en un cheque en blanco a conveniencia y con los ojos cerrados, lo que es un magno error político, germen de problemas y transfuguismos prácticos y de principios, en el sistema que nos hemos dado. Pero otros, quizás no lo permitan. Que se les pregunte. Esto nos lleva a lo que diremos después.