Elecciones en Cataluña
(Por José Fermín Garralda) –
Es que ya no hay tales maravillas.
Me refiero a la maravilla de los “castells”, las famosas y enérgicas torres humanas que en su arte pudieran llegar a los diez pisos, donde están todos los que son y además todos son necesarios.
¿Por qué, dicho metafórica y simbólicamente, los “castells” parece que han caído por los suelos?
1. Han caído porque nuestra Cataluña está irreconocible y semi-paralizada. Irreconocible, porque los candidatos que se han manifestado como enemigos declarados de España, han obtenido -todos juntos- más votos que el resto. Semiparalizada, porque en estas elecciones del 14-F ha existido más abstención que nunca (el 46’4%), una vez nos han educado en que el voto es la máxima expresión política.
Es vox populi que este voto separador y separatista es fruto de entregar la educación a los partidos separatistas durante décadas por parte del PP y del PSOE, y que también es fruto de la paulatina asfixia social. Los grandes culpables en este doble desaguisado tan dramático son los partidos nacionales PP y PSOE. Recuerden el tremendo enfado del ínclito Torcuato Fernández de Miranda -por algo diría: “de la ley a la ley”- ante Suárez en 1978, cuando éste incluyó el término nacionalidades en la Constitución. Para don Torcuato eso iba a dinamitar España, y por eso a continuación y silenciosamente se marchó de UCD. Acertó, pues ahora está el PSOE de Sánchez para hacerlo, tergiversando las palabras e ideas del texto constitucional.
2. La partitocracia en Cataluña ha caído en unos pobres resultados electorales. El voto separatista hay que “leerlo”, porque es tremenda la abstención paralizante del 46’4%. Así mismo, el candidato “triunfador” en votos, Sr. Illa (PSOE), tan sólo ha obtenido el 23% de los votos (de los que han votado). Una ridiculez en el conjunto social, ¿no?
En estas votaciones, muchos ciudadanos se han quedado en casa, alcanzando la abstención al 46’4% del censo. Siembre Vd. miedo y luego dígales que vayan a votar. Dígales que al menos por un día el miedo es Jauja. Contradictorio y penoso.
3. Los votos recibidos no representan a Cataluña. Dentro del sistema un hombre en todo / un voto para todo, los votos separatistas y los recibidos por el sr. Illa no son un resultado que represente de veras a Cataluña. El Sr. Illa ha perdido doblemente, pues sólo tendría el 12% del censo electoral en Cataluña, pues contamos la abstención, y por ello lleva un cartelito en el pecho que pone: “un fracasado”. Nunca mejor dicho: en el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey. Pues bien, éste defecto de visión es irreal porque Cataluña es un nobílisimo Principado y no precisamente de ciegos sino con un seny que tiene mucho qué decir.
Por maravillas del sistema que nos hemos dado, el Sr. Illa se muestra triunfante y glorioso sobre cada uno de los partidos separatistas por separado. Y no digamos los separatistas que se juntarán entre ellos para gobernar/desgobernar Cataluña y así controlar todos los resortes del Gobierno autonómico, que es realmente lo que importa.
Creer que dicho Gobierno autonómico de votos separatistas (Izquierda Republicana etc.) representará a los catalanes, es de risa o trágico -como prefieran-. Sus votos comparativamente hablando son exiguos aunque tengan la mayoría de su parlamento, son opuestos y no complementarios a otros partidos votados, y lo que buscan es tomar el poder para “su proyecto”, un “proyecto” excluyente y además contra la España a la que pertenecen.
Perdiendo -¡oh magia de la abstención y del covid-19!-, los separatistas dicen haber ganado; y perdiendo también, el Sr. Illa se muestra ganador ¿Estulticia o necedad, división y caos?: simplemente tontería, fractura social y una falta total de representatividad y representación.
4. Demos un paso más sobre el mal anterior, recordando que el actual sistema político no es representativo. Desde hace tiempo creo que las elecciones del sistema liberal-socialista no expresan la realidad social. La política no surge de las instituciones sociales, ni el ciudadano vota de lo que sabe y de sus propios intereses. La sociedad está desvertebrada, y sólo contiene individuos. La gente está polarizada y maleada por las campañas, y el ambiente enrarecido por las políticas de facto.
El término constitucionalista ya es un tanto de risa, y sólo expresa cómo se devalúa la que llaman ley fundamental. No en vano, el PSOE piensa sacar a la calle a los golpistas y así. Tan fundamental es la Constitución que hasta los amigos de los terroristas en Euzcadi y Navarra ocupan cargos públicos sin condenar el terrorismo, y Otegui da lecciones de civismo en Cataluña.
Sólo con quietud y sosiego, en el seno de la vida cotidiana, en la vida de instituciones sabias y que representan vida social e intereses, en el silencio de los hechos, y sin situaciones y presiones artificiales (promesas, favores, subvenciones y dar vueltas y más vueltas a la manivela -manubrio según mi amigo Miguel-) nos expresamos con naturalidad y veracidad, de forma complementaria y buscando el bien común.
5. El sistema resulta irreal y ayuda a la corrupción. A los males anteriores se suma éste. Hemos visto que el sistema es irreal. Además es corruptor porque hoy la política se hace de arriba hacia abajo y con un poder casi totalitario, y no al revés. Así España se paraliza, se desgobierna y, con las malas leyes y dejar hacer todo lo malo, se corrompe. Si se vota sobre lo que se desconoce y a quien se desconoce, se cae en un círculo dantesco.
El poder político hoy es tan total, absoluto e ilimitado, que estimula la pasión de votar. Y ello aunque haya covid-19, a pesar que nos aterroricen frente a él, y aunque debamos protegernos de él. El 46’4% de abstención indica algo, ¿no? El sistema va contra sí mismo. Pide imposibles como imposible es él para alcanzar y aún vislumbrar el bien común.
Más que la pasión de votar, la pasión es que te voten. ¡Oh el poder absoluto y sus ilimitadas delicias…! Como el jardín de ese singular pintor llamado el Bosco. El sistema se sitúa por encima de todo, hasta por encima de él mismo y, desde luego, de la sociedad. Pero, claro, como ganan los separatistas en escaños…. la mayoría de los que votan estarán contentos. ¿Qué ocurriría si fuese al revés? ¿Dirían que Cataluña es constitucionalista o, mejor, españolista, España sin más? Con estas pasiones desatadas, todos perdemos salvo la casta política.
En las votaciones, todos los catalanes de la partitocracia están divididos. Ni siquiera hay dos bloques, que siempre fueron creados artificialmente: constitucionalistas y no constitucionalistas -los separatistas y hasta amigos del golpismo-.
La partitocracia está cuarteada. Será mejor para ellos, que así se entretienen con pactos y dádivas. Pero estos pactos y dádivas tampoco son representativos, sino que se hacen en la cueva de Alí Babá.
6. Asistimos a una sociedad nada “fina” políticamente, y básica en exceso, que hace aparecer y desaparecer partidos por arte de magia. El “galletazo” o derrumbe que se ha dado Ciudadanos de Inés Arrimadas (de 36 a 6 escaños), la que levantó tantas expectativas frente a los separatistas, se debe a la fuga de votos al PSC y VOX, sin duda, por el voto útil, por sus continuados coqueteos parlamentarios con el PSOE, y por la debilidad de su discurso y sobre todo de su práctica política. Hoy, el bla bla bla parlamentario de Ciudadanos es inútil: al menos el PSOE tiene poder y VOX comienza a tener la calle.
Ciudadanos dice que sus votantes se han quedado en casa. Excusatio non petita.… De pena. Alguien creó este partido de repente y desde fuera (como con Podemos) y desde dentro -o quizás desde fuera- le hacen desaparecer. ¿Cuántos votantes de Ciudadanos habrán votado al PSOE como voto útil? Del PP sabíamos su casi inexistencia, que ahora se hace más aguda al bajar de 4 a 3 escaños.
Claridad, la gente busca claridad y firmeza, y salir a la calle sin complejos.
8. Cataluña está políticamente muy mal, y, desde la política está muy mal la sociedad. Este es el desgraciado desorden actual, que contradice el orden natural en el que la sociedad es anterior al Gobierno y los partidos, y es distinta a la política, a la que accede mediante instituciones.
Más todavía, el PSOE es capaz de entregar la denominada soberanía nacional a los separatistas con eso del referéndum por la autodeterminación -aunque lo pierdan o ganen a medias…-.
Cataluña está muy mal porque los catalanes están asustados por el Covid y ahora lo estarán cuando los separatistas vayan de nuevo a por ellos y los otros. ¿Los responsables?: hemos dicho que los políticos del PSOE y del Partido Popular que entregaron la educación a los separatistas. Los catalanes que aman a España, una en su rica diversidad, no son tontos y no debieran votar a los compañeros de viaje del separatismo.
9. Ahora los del PP acaban de decir que son liberales, y los de Ciudadanos que prometen liberalismo. (Véase la información en TVTrece). Para que luego haya acomplejados que digan a los carlistas que no pueden llamarse tradicionalistas por ser un término “antiguo”, o a los tradicionalistas que no pueden llamarse carlistas por ser un nombre de rey. Y mientras tanto, tales aplauden a don Felipe como ayer a su papá don Juan Carlos. De los acomplejados líbranos, Señor.
10. Está visto que sin el verdadero Dios se crean nuevos ídolos, a los que todo se subordina: honor, vidas y hacienda. Los nacionalismos son separatistas en España, son un nuevo ídolo, son capaces de arruinar a la Comunidad, arrastrar los derechos humanos, manipular la política. Los separatistas más chiflados lo demuestran día a día.
11. Mucho mejor sería un sistema representativo de veras. Y viviríamos más tranquilos. La agitación es revolucionaria o bien una respuesta a lo revolucionario. Que la Moreneta y los que del Principado fueron fieles a si mismos y al resto de España, nos protejan.