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3 de junio de 2022 2

El regreso de don Juan Carlos: tienen razón

(Por Carlos Ibáñez) – 

El viaje de Don Juan Carlos a Galicia y a Madrid ha levantado una gran polvareda. Por nuestra parte no hemos participado en el guirigay. Enemigos de la política que ha representado, le desearíamos que se retirase a un lugar equivalente al Monasterio de Yuste, al que ya se retiró un Rey de los de verdad, en vez de fijar su residencia en un emirato árabe.

Unos han atacado a su persona. La forma de expresar su desagrado por su presencia en España ha sido pedir” ¡Que dé explicaciones!”. Todos han repetido la misma palabra. Lo que demuestra que entre ellos hay muy poca originalidad y que su actuación responde a un manifiesto comportamiento de rebaño.

Nosotros no necesitamos ninguna explicación. Es evidente que D. Juan Carlos posee una gran fortuna. Si no, no podría haber realizado el viaje que comentamos.

Es evidente que no se ha dedicado a ninguna actividad lucrativa. Hace medio siglo era voz común entre sus partidarios que “la familia real es pobre”.

Con tales premisas se hace ociosa toda explicación. Y que nadie nos llame mal pensados.

Otro grupo, no menos numeroso que el anterior, ha salido en su defensa. No ha dado explicaciones. Pero ha alegado que a Don Juan Carlos le debemos la democracia. Nos entraba la risa cuando veíamos en la pantalla a uno de esos defensores, con qué ardor lo afirmaba.

Nosotros le damos la razón. A Don Juan Carlos le debemos la democracia. Pero ¿qué es la democracia? 

Hace tiempo que la tenemos calificada. La venimos condenando como algo funesto. Pero no vamos a exponer aquí nuestras razones. Vayamos al campo de la lucha política y veamos qué dicen los demócratas mismos de los demócratas de otro bando. Les aplican los peores calificativos. La palabra “corrupción” abunda en los discursos de unos y otros. Y eso origina que nos confirmemos en la opinión que sobre la democracia hemos mantenido siempre

Y si las opiniones de unos y otros no nos parecen suficientes, vayamos a los hechos. Los medios de comunicación, aunque sobornados por el gobierno, no pueden ocultar la funesta a gestión de todos los gobiernos democráticos que han llevando a España al borde del precipicio.

¡Eso es la democracia! ¡Eso es lo que debemos a Don Juan Carlos!

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2 comentarios en “El regreso de don Juan Carlos: tienen razón

  1. La monarquía solo se justifica si el que la encabeza lleva una vida ejemplar por encima del nivel exigible a cualquiera, y el hoy emérito desde su juventud ha sido refractario a cualquier forma de ejemplaridad. Se habla mucho de su vida de lujo, riqueza y golfería, y nadie le reprocha que la primera exigencia del monarca es preservar la línea sanguínea,de tal forma que ir dejando hijos bastardos si es reprochable a cualquier mortal, no te digo a un monarca de casa reinante. Que se sepa tiene el tal Solá ya sesentón y que por tanto es más primogénito que el propio rey actual, y la mujer belga de esa misma generación parece ser hermana de Solá, luego es otra hija del efusivo Borbón.
    Por otro lado parece un poco ridiculo que los que defienden a la Monarquía llegan al absurdo de criticar al Gobierno por su hostigamiento al emérito, pero son incapaces de criticar al rey actual que traga y acepta con los desplantes a su padre con el guión que le señala el Gobierno, es su padre y como hijo está más que justificado que ampare a su padre, en cambio acepta esa imposición ridiculo de que el otro día el emérito no durmiese en La Zarzuela ni una noche.

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  2. Carlos Ibáñez Quintana.

    Ricardo:
    La monarquía ya está justificada por su propio ser.
    Son sus titulares los que están obligados a llevar una conducta digna. Como todos y cada uno de nosotros.
    Mal está lo de ir dejando hijos bastardos. Y, por desgracia, esa ha sido la conducta de muchos reyes. Aunque ello no haya sido obstáculo para que hayan desempeñado un papel digno en el conjunto de sus vidas. Nuestro Carlos I, que en Mühlberg frenó el avance del luteranismo, dejó cuatro hijos bastardos. Uno de ellos fue el vencedor de Lepanto.
    Como representante de una familia entregada al servicio de la Revolución, otras acciones del que nos ocupa han sido peores que dejar hijos bastardos; si de verdad lo son esos que Vd. menciona.
    ¡Que Dios le perdone!.

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