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1 de junio de 2021 3

Doña Sofía, Don Felipe y los indultos. ¿Usted qué opina?

(Por Javier Urcelay) –

“El gobierno tuvo que elegir entre la guerra y la vergüenza. Eligieron la vergüenza. También obtuvieron la guerra” (Winston Churchill)

 

Los que le conocen, describen a Don Juan Carlos, el “rey emérito”, como una persona campechana, simpática, espontánea y desinhibida.

Muy diferente de su hijo Felipe, de carácter más reservado, serio, controlado y mucho menos extrovertido.

Todos señalan que la personalidad del hijo se parece mucho más a la de la madre que a la de su padre. De hecho, se afirma, siempre existió una gran sintonía entre madre e hijo, y el actual “Felipe VI” estuvo, desde niño, mucho más unido a su madre que a su padre.

De Doña Sofía siempre se ha encomiado su profesionalidad como reina, que la he hecho acreedora del general respeto. Durante muchos años asumió las aventuras sentimentales de su marido, resultado no de una ventolera pasajera, sino de una continuada, reiterada y tenaz infidelidad al compromiso matrimonial, prolongada durante muchos años y con distintas amantes. Doña Sofia lo sobrellevó ante la opinión pública sin un gesto, sin un reproche, sin una expresión pública de distancia que afeara o condenara la conducta de su marido.

A lo largo de su dilatado reinado, Don Juan Carlos atesoró una fortuna multimillonaria, presuntamente resultado de regalos y de opacas comisiones ligadas a transacciones comerciales del Estado español o de la iniciativa privada, aunque esos negocios en los que intermedió redundaran en beneficio público. La justicia se encuentra investigando sobre el asunto, si bien basta lo conocido hasta la fecha para poder afirmar que Don Juan Carlos ha tenido una conducta poco ejemplar al respecto, si no abiertamente delictiva y fiscalmente oscura. Frente a todo ello, Doña Sofia ha guardado siempre absoluto silencio, y ha cubierto con discreción y dignidad los manejos económicos de su marido y de los testaferros que han constituido su red de confianza.

Doña Sofía, sabiéndolo todo, ha mirado siempre para otra parte, ha disimulado sus sentimientos, ha mantenido la compostura y ha hecho como si nunca pasara nada, con gran profesionalidad, se ha subrayado. Ha preferido silbar y navegar por aguas internacionales para evitar lo que, a su mejor entender, consideraría males mayores.

Ahora le llega el turno a su hijo Felipe, el hijo amado y cercano, el más parecido a ella. A Don Felipe le ha tocado hacer frente a sus particulares horrores y desafíos. Las autoridades catalanas le han dado un golpe de Estado -o mejor, un intento de romperle el Reino-, le han declarado persona non grata, le han negado el saludo y la acogida en Cataluña, han quemado impunemente sus retratos. El presidente Sánchez le ha sentado en el Consejo de ministros -ni más ni menos que como Vicepresidente-, a un coletudo revolucionario republicano, panegirista de los que asaltaron el Palacio de Invierno y de los que dieron una patada en el trasero a su bisabuelo.  Su “hermano” el rey de Marruecos le ha montado una operación de largo alcance para apoderarse de Ceuta y Melilla, usando como caballo de Troya un contingente de menores de edad contra una sociedad paralizada por unos derechos humanos sui generis y una compasión mal entendida. El Gobierno ha usado el Boletín Oficial del Estado para hacerle estampar la firma en decretos sectarios que emiten juicios extemporáneos sobre la labor de gobiernos anteriores. Su firma ha sancionado una ley infame aprobando la eutanasia -como antes lo hizo con el aborto-, y otras tantas normas atentatorias contra el derecho natural y los fundamentos de la convivencia. Incluido una ley de Memoria Histórica que considera monstruo abominable al gobernante que hizo posible la restauración monárquica en su familia.

Doña Sofía se fue a vacunar a su Centro de Salud. Ahora Don Felipe, ha ido, cuando le tocaba a su turno, al Wizink Center.

Todo compostura, todo formalidad, todo sumisión a lo que los que tienen la sartén por el mango, todo conforme a lo que se espera de ellos. Con profesionalidad. Porque un Rey de España no puede ser el primero en vacunarse y no puede hacerlo en Palacio. Ambas cosas serían imperdonables torpezas en una sociedad que se quiere igualitaria. Al Centro de Salud, como todos. Y menos mal que a nadie se le ocurrido gritar allí: ¡eh, a la cola, sin colarse, que nosotros también venimos a vacunarnos!

Al fin y al cabo, habrán pensado, qué cuesta un pequeño sacrificio si con eso evitamos problemas. Tampoco somos el presidente del Gobierno para irnos en el Falcon oficial a un concierto en Castellón… Así nos hacemos perdonar ser reyes, que no está el horno para bollos.

Ahora Don Felipe tendrá que firmar unos indultos rechazados por unanimidad por el Tribunal Supremo y repudiados por la inmensa mayoría del pueblo español. Y lo hará, los firmará, porque tiene que estar en su papel, independientemente de sus sentimientos y de lo que crea que es justo. Con la misma profesionalidad con la que su madre tragó las infidelidades del anterior monarca, con el mismo silencio con el que disimuló sus chanchullos económicos, con la misma impavidez con la que prefirió ser consentidora, a su manera, que causar un daño que juzgaba mayor. Por interés nacional, o por el interés egoísta de su dinastía, que en buena teoría monárquica suelen coincidir.

Don Felipe puede ser el rey, pero es además un ser humano; tiene una educación, una forma de ser y un carácter, que hay quien dice que siempre se pareció mucho al de su madre, una reina que desempeñó su papel siempre sin tacha, de forma muy profesional.

Todos tenemos algunos referentes en la vida, algún modelo, alguien que inspira nuestro comportamiento, y que de alguna manera emulamos con nuestra conducta. En el caso de Don Felipe es su madre, la Reina Sofía.

Por eso firmará los indultos, tragará quina, mirará para otra parte, se hará el distraído y consentirá la traición a España y la corrupción del estado de Derecho, como optó por consentir su madre la traición a su matrimonio y la acumulación de una fortuna de turbios orígenes por parte de su esposo.

¡Complicados papelones estos que tienen que desempeñar los monarcas constitucionales!

 

¿Y usted qué opina?

No sabemos cuál será el futuro de la monarquía actual cuando sus representantes actúan en la forma descrita. Sí sabemos, sin embargo, que las cosas que dependen de la libertad humana podían haber sido de otra manera. Doña Sofía podía haberse plantado ante su esposo y haberle dicho: hasta aquí hemos llegado, o se acaba esto, o me separo y tendrás que arrostrar las consecuencias del deterioro de tu imagen ante el pueblo español cuando dé a conocer las razones. ¿Qué hubiera pasado? ¿Qué habría hecho Don Juan Carlos? ¿Qué situación estaríamos viviendo hoy?

Don Felipe podría salir en TV y decir: españoles, me he negado a sancionar con mi firma un decreto de indulto considerado contrario a Derecho por el Tribunal Supremo, por esto y por aquello. ¿Qué pasaría? ¿Proclamaría el Gobierno la República ante lo que presentaría como un golpe de Estado por parte del monarca? ¿Qué haría la Generalitat catalana, teniendo en cuenta que más del 60% de los catalanes son, según se nos dice, partidaria de los indultos? ¿Y qué harían el resto de los españoles? ¿Cuál sería su actitud en el presente y en el futuro hacia el rey y la monarquía?  Y Europa, ¿qué diría Europa?

En una palabra, cuáles cree usted que serían las consecuencias a corto, a medio y a largo plazo, para España y para la Monarquía, de que Don Felipe se negara a firmar los indultos. ¿Nos enfrentaríamos en una nueva guerra civil? ¿Se separaría Cataluña? ¿La monarquía recuperaría a la larga su legitimidad y enganche con el pueblo español, aunque tuviera que pasar una temporada en el exilio?…

Yo no sé las respuestas a lo que es un ejercicio de política ficción, porque no tengo dudas de que Don Felipe firmará el indulto. Pero sí sé que en política, que debe ser el dominio de la prudencia (entendida como elección de medios adecuados para un fin, y no como timoratez), hay que analizar los efectos previsibles de las decisiones, y entender que las causas producen unos efectos, que a su vez se convierten en nuevas causas cuyo nuevos efectos conviene también tomar en cuenta.

¿Es usted partidario de que firme los indultos?

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3 comentarios en “Doña Sofía, Don Felipe y los indultos. ¿Usted qué opina?

  1. Josep María de Sanjuan Llop

    1. istvan szaszdi

      No soy favorable al indulto, el Rey no debe firmar.

      Responder
  2. Ignacio Marti

    Buenos días,

    No es fácil la pregunta, yo desearía que el rey se comportara en función a su conciencia, que creo que pese a ser quien es, creo que es una persona católica (que NO un rey), por que lo he visto comulgar en la “misa de infants”, porque lo he visto arrodillarse y mostrar pleitesía ante imágenes religiosas, pero creo que no tiene detrás una masa social que apoye una conducta digna a sus convicciones, no creo que tenga una mujer que le apoye si atuara según su conciencia (pero concretamente en eso la culpa es suya, porque se saltó todas las reglas para casarse por amor, en el pecado esta la penitencia).

    Mostró valentía en su discurso televisivo, la masa agradeció el gesto, pero esa misma masa el abandonará sin contemplaciones ante una opinión que les vonvezca más…. porque el rey de España, ya no tiene quien lo apoye incondicionalmente.

    Mi madre siempre dice “el miedo es libre, y cada uno elige el que puede”, pues el rey de España, puede tener miedo a perder las prebendas y reconocimientos oficiales (y su parte del presupuesto gral. del estado), ya no quedan monárquicos en España, yo conocía a abuelos de amigos que iban a Estoril que sonaban parte de sus rentas para la subsistencia del Rey, ahora sus nietos son del pp, son monárquicos mientras el rey no sea negro y no les cueste dinero)

    No se, incluso apoyar ese opcion en la pregunta, no cambiaría mi pensamiento sobre la monarquía parlamentaria, sería dar mi apoyo a algo que nors correcto desde el origen. Creo que como en su día optó D. Jaime, que venga la república y defenderemos a los nuestros. No podemos apoyar a un rey que no comparte ni en parte ni en nada nuestro ideales y DOCTRINA

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