Coronavirus: Acta est fabula
(Por Porfirio Gorriti) –
23 de octubre de 2021. Año uno de la Pandemia.
Con las hojas del otoño, los españoles escuchan los renovados mensajes institucionales acerca de la evolución de la pandemia, con las supuestas y felices reducciones de la incidencia del virus, de las hospitalizaciones y de las muertes. Así, los españoles disfrutan de la eliminación de las diferentes medidas restrictivas de su vida social y la alegría ha regresado a las calles. El renovado reencuentro con el placentero ayer, la profusión de los viajes de placer y el anuncio de venideras fiestas son una marea social en toda España. El hilo fundamental que ha tejido esta bonanza actual, conforme a la «versión oficial», ha sido la vacunación general de la población ejecutada por el gobierno.
La persistencia del enmascaramiento facial forzoso es cada vez más absurda, con obligación legal en algunos puntos y ausencia total de medidas en otros espacios, igual o mayormente cerrados. El timón de la pandemia coronavírica no ha tenido en ningún momento una vara de medir científica, porque los médicos han estado oprobiosamente desaparecidos. Otros estamentos que han abandonado a la población a su suerte, salvo contadas voces aisladas, han sido El Periodismo, el Poder Judicial y la Jerarquía Eclesiástica. El Periodismo, ya en situación moribunda antes de la pandemia, ha sido definitivamente aplastado por los mercenarios de la comunicación oficial del Covid-19. El conjunto de la alta magistratura sigue deshonrosamente en su puesto, tras permitir con su cobarde inhibición, un ilegal estado de excepción y el encarcelamiento domiciliario de todos los españoles. En el orden espiritual, la pandemia ha demostrado que la iglesia española no se levantará hasta que no se produzca una renovación general de su cúpula actual.
Si fácil ha sido para el gobierno crear un persuasivo relato de muerte por salir a la calle o acercarse a otro ser humano, ningún trabajo va a tener ahora en vender el regreso de la vida a sus cauces naturales. Sin embargo, el Covid-19 no ha desaparecido y los últimos datos epidemiológicos indican que «la sexta ola» ya ha comenzado. Lo que realmente está desapareciendo, a velocidad de vértigo, es la locura colectiva orquestada por las autoridades e instituciones mundiales ¿Qué ha pasado realmente en el mundo desde que China declaró oficialmente la existencia de un nuevo virus en la OMS en fecha de 31/12/19? La auténtica verdad no va a aflorar a corto plazo porque todos los poderes internacionales están comprometidos. Es necesario y urgente que equipos científicos honrados tengan la valentía de independizarse de sus gobiernos y, gota a gota, establecer, consensuar y comunicar las certezas científicas de un microorganismo que probablemente no sea un virus como tal, sino una nueva especie de patógeno.
Prevemos un risueño otoño-invierno cuya fiesta va a arrinconar todo debate serio sobre estos dos años miserables. Todo apunta a que la paranoia global va a ser sustituida por la amnesia generalizada. Es un hecho que hoy el gobierno está camuflando el repunte de la enfermedad entre volcanes y la rutina diaria que ya ha vuelto a girar. ¿Cuál es el engaño, minimizar la sexta ola o haber sobredimensionado las anteriores? Respóndase a esta pregunta, querido lector.
La gran incógnita es la evolución del cambio global que ha terminado de explotar por la pandemia. Los españoles católicos se sostendrán ante la adversidad, como en otras fases oscuras de su milenaria historia.
Sagrado Corazón de Jesús: solo en Ti confiamos para que el virus se detenga definitivamente.