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25 de diciembre de 2022 0

¿A quién iremos…? Nada sin Tí

(Por José Fermín Garralda) –

“Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6, 67-69).

Fuera de Tí, todo es triste y tramposo, oscuro, lúgubre.

Sin Tí, nos corrompemos.

Sin Tí, los planes “salvadores” que tantas veces nos presentan, tarde o temprano se hunden y nos hunden a todos, cuando Tú no estás abiertamente en ellos. Que al Salvador no se le omita bajo el pretexto de la legítima autonomía de las cuestiones temporales. Por ejemplo, no son lo mismo la ciencia empíricas y matemática -que también son de y para Dios- que la ciencia humanística, ni la razón especulativa que la organización del hombre y las sociedades, ni una sociedad limitada, laboral o anónima que la verdaderamente exigida por la naturaleza creada.

Sin Tí y sin Tu plan divino, todo se corrompe tarde o temprano, a pesar de tanto decir que ahora será diferente, que somos más comprensivos que antes, de tantas mixtificaciones, de amoldarnos a lo que hay para salvar lo posible y mejorar. Tanto decir nos conduce  finalmente a la flojera de los tibios.

Sin Tí, todo se corrompe a pesar de los cálculos humanos, poderosísimas inteligencias, profesionalidad de alto standing, y sincretismos para contentar a todos menos a Quien es  la plenitud. A pesar de las restricciones mentales anti-testimonio, el espíritu vergonzante, los catolicismos sesgados, la intelectualidad a la carta, los intereses temporales de grupo, asociación de fieles, partido, o del todo y la parte. Y a pesar de una imposible “piedad” sin compromiso y una supuesta valentía que nunca se llega a poner en práctica

Sin Tí, no hay líderes que den la cara a toda costa, ni mártires del silencio o de sangre, ni oposición firme y crecida al Maligno.

Sin Tí, no se comprende la Iglesia martirial -clerical o seglar-  del siglo XIX y XX, ni a los políticos y soldados mártires -cruentos e incruentos-, ni a los reyes mártires en silencio aunque hayan recibido la más profunda admiración de su pueblo. «Rex eris si recte facies, si non facias, non eris». Monárquicos sin rey: ¿importa mucho esto en la actual y absoluta negación ?

Nada sin Tí.

Ven Señor, Jesús.

 

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