Compra – Que alguien haga algo (nº 26)
Aquí va un quealguienhagaalgo de lo más práctico. Y ojo que práctico no quiere decir sin ideas. Todo lo contrario. Es en el ámbito de las rutinas cotidianas donde se encarnan las grandes cosmovisiones. En los pucheros anda el Señor -que pensaba Santa Teresa-. Todos los comercios, todas las empresas, por muy tecnificadas que estén, tienen en la trastienda a personas de carne y hueso. Almas que creen o que no creen. Que son capaces de orientar, en uno u otro sentido, cosas como el marketing, los valores corporativos, la justicia social o hasta el cuidado del entorno. Todas las empresas son sensibles a las opiniones, a las quejas y a las demandas de toda clase que generan en sus clientes y usuarios. Especialmente a ese acto decisivo que llamamos comprar. De ahí el poder que han demostrado en innumerables ocasiones las campañas de boicot, las encuestas, las asociaciones de consumidores, las valoraciones públicas de los servicios recibidos… Todos nosotros, por escaso que sea nuestro poder adquisitivo, tenemos un poder que, como todos los poderes puede ser ejercido a conciencia o bien delegado para que sean otros los que tomen las decisiones en nuestro nombre.
En un mundo infectado por ideologías contradictorias y absurdas es muy importante que tomes las riendas de todos tus poderes. Incluido el poder de compra. Utilízalo sin complejos. Para castigar, por ejemplo, las publicidades inmorales. O para premiar el buen hacer de las empresas más justas, de aquellas que mayores beneficios reportan a tu familia y a tus vecinos. Piensa en la cantidad de compras incoherentes que has hecho en tu vida. Nunca es tarde para rectificar. Juntos podemos más de lo que parece. Poderoso caballero es don dinero.
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