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Dove apoya publicamente el transexualismo en uno de sus spots publicitarios

El lobby LGTBI en Estados Unidos ha conquistado para su causa a otra multinacional: Dove. En un spot publicitario por el Día de la madre (8 de mayo), presentó a una familia formada por un bebé, una madre y un padre transexual.

El anuncio está titulado “Mamás Reales” (Real Moms), presentado escenas hogareñas de madres con sus hijos. Unilever –propietaria de la marca Dove– presentaba la línea de productos Baby Dove. En él equipara a una mujer afroamericana que decide ser ama de casa para estar con su hijo y una madre ganadera que educa a su hijo en la granja de la familia con un hombre aquejado de disforia de género.

Shea es un hombre vestido de mujer y posiblemente hormonado, tipico tratamiento inhumano que reciben las personas que tienen esta enfermedad psiquiátrica. El asegura en el vídeo que “los dos somos sus madres biológicas”. La disforia de género es todavía un trastorno de la identidad sexual según los catálogos diagnósticos DSM de la American Psychiatric Association y CIE de la Organización Mundial de la Salud.

“Tienes a gente que dice ‘a qué te refieres con que tú eres mamá’ y es que las dos vamos a ser mamás”

La estrategia de las grandes empresas y del lobby LGTBI

La publicidad es un arma poderosa para transformar, por medio del consumo, la mentalidad social y natural que tiene el hombre sobre la sexualidad. De hecho, la marca Dove ha explicado la campaña publicitaria como un modo de “conocer a madres reales cuyos diversos estilos de cuidado, rompen los estereotipos de la maternidad y prueban que no hay normas para ser padre hoy”. En definitiva, para la marca holandesa, ser madre no debería estar determinado por ninguna idea naturalista.

“Estamos muy inspirados por mamás a lo largo del país que confían en su camino” (Directivos de Dove)

Proponer patrones de consumo y ejemplos publicitarios transexualistas consolida la ideología de género en nuestro día a día. El hombre de hoy se mueve mucho por los hábitos comerciales y por el universo imaginativo que han creado los medios de comunicación a lo largo del siglo XX y XXI. Y la ideología de género está utilizando esta táctica para conquistar esta sociedad consumista:

  1. Obligar a la normalización televisiva de parámetros de vida anormales por más de 2 millones de años de existencia del género humano.
  2. Obligar a los menores a considerar normal estos modelos familiares, abusando de su inocencia psicológica para modificar sus genitales naturales.
  3. Todo desde un punto de vista cotidiano y sin ninguna polémica innecesaria. No hace falta mostrar a una pareja de transexuales rara, sino simplemente a una familia con dos madres –una de ellas es en realidad un hombre con disforia– en una rutina que podría tener cualquier familia o matrimonio.

Las imágenes y los microrrelatos que encierran este tipo de spots normalizan la transexualidad e impiden a otras posturas discutir el grave problema de salud pública que supone el transexualismo. Un dato: los únicos a los que se les ha modificado el sexo biológico de manera legítima en la historia son a aquellos pacientes que poseen rasgos hermafrodíticos desde el nacimiento. La razón es para mejorar la vida del paciente, aquejado de una ambivalencia sexual que puede resultar perjudicial para su salud mental y física. Sin embargo hoy, los problemas de identidad sexual, que no tiene ninguna base biológica y si la tienen en la mente, se tratan por medio de la mutilación genital y la manipulación psicológica. Todo para exaltar los sentimientos de un colectivo (sin duda compuesto por muchas personas heridas afectivamente). En definitiva se quiere imponer una determinada ideología inhumana acerca de la sexualidad retrógrada. Ni el hombre ni la mujer necesitan transformarse en algo parecido al sexo contrario para que se realicen como personas.

 

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